31/10/14

Evitar errores en una ensalada de verano

Atención: este post tiene tonos arrogantes como elección estilística explícita.

Voy a saludar al próximo invierno a través de un post contraconyuntural, hablando de lo que llamaría ensalada de verano; bueno, sí, un post de cocina, vale, no voy a convertir esto en un blog de recetas, pero tenéis que dejarme hablar de comida a veces. Este plato es en principio muy simple, muy sencillo, perfecto para comidas en el campo en los tórridos días de verano, cuando de verdad uno no tiene ganas de cebarse a base de carne a la brasa. También es ideal si uno tiene que dar de comer a grandes grupos. Me encanta, pero es raro que me satisfaga de verdad cuando lo hace alguien distinto a mí; creo que en la preparación hay varios detalles en los que hay que tener cuidados.


Hace algunos meses preparé una ensalada para un picnic e hice una foto de los ingredientes justo antes de mezclarlos; es un buen punto para empezar, es importante mezclarlos solo al final, porque cada uno requiere su preparación independiente y diferente, y así se preservan los sabores individuales, lo que creo sea una buena propiedad para este plato. El ingrediente básico es un cereal, que puede ser arroz (abstenerse de variedades asiáticas), espelta [hasta aqui mi favoritos], trigo sarraceno (que no es exactamente un cereal pero casi), cuscus, trigo, también en forma de bulgur o pasta. El maíz es también un cereal, pero aquí no lo veo bien, si acaso se podría colocar funcionalmente entre las verduras. Un cereal creo que tiene que ser combinado por lo menos con una legumbre: judías, guisantes o garbanzos (como en este caso); lo mejor es utilizarlos secos y hervirlos en agua (durante bastante tiempo). El otro ingrediente llave es el zumo de limón; sí, no mucho, pero se necesita añadir algo ácido. Si no, en algunas horas ocurren transformaciones químicas que lo estropean todo; la alternativa sería el vinagre, que no me gusta nada en general, me parece que mata todos los sabores, pero si lo preferís está bien, solo un consejo: no ahorréis a la hora de comprarlo y compradlo de uva o manzana, por favor, por lo menos no balsámico. Hay verduras que se pueden poner crudas, como el tomate, otras están bien hervidas como la patata y la cebolla, otras que se encuentran congeladas y decentes (como los guisantes, a menos que estemos en temporada) y hay que hervir poquito, otras, sobre todo berenjenas, calabacines, pimiento y setas que es mucho mejor hornearlas o cocinarlas a la plancha. Otro ingrediente que me parece casi necesario para enriquecer el preparado es un poco de queso, que no sea cremoso, sino al contrario; que se pueda cortar en cubitos, y no demasiado fuerte. El huevo simplemente hervido es perfecto también. Y para acabar, un chorrito de un buen aceite de oliva no puede hacer daño.

Esto termina la charla sobre los ingredientes que he usado. Ahora, los que no he usado. Nunca percibiría la necesidad de añadir carne o pescado a un plato asi; además hacerlo bien requiere todavía más tiempo. Hay dos clásicos que me toca discutir: los wurst (las salchichas alemanas) y el atún. En cuanto a los primeros, experimento desconfianza y no hay límites sobre cuánto puedan ser desagradables, así que evitadlos si hacéis una ensalada para mí. Con respecto al segundo, es cómodo si se utiliza el envasado en lata, yo tengo problemas éticos con esto, pero, si pensáis en usarlo, que sea de buena calidad, un filete y no todo desmenuzado, y con un aceite decente. Comentario general sobre los envasados: son normalmente el principio del desastre y en general nunca los uso; la única excepción son quizá las aceitunas en agua y sal. En orden creciente de problematicidad, agua y sal, aceite, vinagre, si de verdad no sabeis cómo evitarlos, tenéis que limpiar con agua el producto muy muy bien para quitar los residuos y sus influencias nefastas que arruinarán todo el plato.

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