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26/04/15

Slow Fast Food [ES]


Estuve recientemente en un establecimiento llamado M**Bun. Es una pequeña cadena que existe desde hace algunos años. Por el momento cuenta con tres franquicias, dos en el centro de Torino (Piamonte, Italia), y uno en Rivoli, en los alrededores de la misma ciudad. Se define Slow Fast Food. Seguramente, McDonald's no puede patentar el tan común prefijo escocés Mc, pero interpretarlo como un reto al gigante americano es demasiado fácil. También es fácil reconocer el patrocinio por parte de la organización SlowFood.
El sitio se presenta como un lugar donde comprar rápidamente comida lista para llevar o tomar en un ambiente con una decoración muy minimalista; se pide en la barra, se sirve con platos y cubiertos desechables y se ofrece un servicio reducido a lo esencial. Pero pronto se ven las diferencias con un "fast food" al uso. Los productos se cocinan al instante, incluso las patatas en rodajas finas, y se retiran de la barra mediante un mecanismo que te advierte apenas están listos. Todo el material es reciclable y cada uno tiene que preocuparse de su eliminación en contenedores específicos. Los productos, desde la carne hasta las bebidas y los dulces, son de óptima calidad y de producción local, no solo en cuanto al origen geográfico se refiere, sino también a la tradición gastronómica. Esto viene enfatizado por la ironía auténticamente piamontesa que se deja entrever a través de la presencia de pegatinas esparcidas por todo el local y se evoca en la entrada por una estatua de un buey, que en Piamonte es el rey entre los animales. Existen varias opciones para vegetarianos.
El local está repleto de estímulos visuales que evocan los principios éticos que lo guían, y existe información transparente sobre el proceso de producción a disposición del público. La página web dispone de una lista completa. El productor de la carne, la empresa agrícola Scaglia, también ubicada en Rivoli, organiza visitas guiadas a la granja en verano. Como cabe esperar resulta un poco más caro, pero se paga la sustancia y no la forma. A propósito, he comido un entrecot de carne roja ("Tagliata di Manzo") espectacular.

M**Bun el en centro de Torino.

Hace algunos días, y solo a lo largo de dos días, se abrió en Milán una hamburguesería "pija" llamada Single Burger. La promocionaron dos conocidos participantes del concurso de talentos culinario italiano MasterChef, que habrían propuesto cada semana una hamburguesa especial ideada por ellos. Por la tarde del primer sábado después de la inauguración, se dio a conocer la revelación: la exquisita hamburguesa con panceta propuesta era un producto de McDonald's, proyectado y realizado con ingredientes, tecnologías y por trabajadores de la multinacional americana, disponible ahora bajo el nombre de "Bacon Clubhouse" en cada "restaurante" de la cadena. La historia no puede ser liquidada simplemente como una broma a los "frikis" de la comida, o como una genial operación de marketing, y tampoco como un legítimo intento de quitarse "prejuicios" relacionados con la marca. Es un hecho que tiene dificultades para penetrar en muchas áreas del Sur de Europa. Además, estudios llevados a cabo por ellos mismos parecen señalar que, paralelamente a sus recientes intentos desesperados de limpieza de imagen, al menos en Europa, obtendrían más beneficios incrementando un poco la calidad de sus productos.

Single Burger, ahora renombrado McDonald's premium en el centro de Milán.

Seguramente es fácil concluir que al final lo que cuenta es lo que gusta, pero el quid de la cuestión permanece: en general estamos perdiendo progresivamente la capacidad de comer bien, hasta el punto de no entender lo que significa, olvidando que los criterios esenciales son la salud y el medio ambiente. Muchas personas se consideran satisfechas pagando mucho porque un dado restaurante es "cool" o sofisticado o elegante, pero la calidad pertenece a otros aspectos mas íntimamente relacionados con la comida: las técnicas de producción y su impacto, la trazabilidad, la localidad, el valor cultural. SlowFood en el fondo trabaja muy bien sobre estos temas. A veces resulta un poco radical chic, pero el futuro de la comida no puede ser BIO para los ricos y OGM para todos los demás. Obviamente un entrecot de carne roja local de calidad bien hecho cuesta más que una hamburguesa de un fast food, pero al revés no existe garantía alguna. El mensaje que McDonald's intenta transmitir es por lo tanto significativo: tenéis que haceros menos los pijos y venir a comer en nuestros establecimientos que de toda maneras no entendéis nada y para vosotros es lo mismo.
Pero esto no hace desaparecer los criterios objetivos para decir que un entrecot de carne roja de M**Bun es mejor que una hamburguesa de McDonald's: está documentado quién produce la carne y con qué criterios, está fresca, no hace miles de kilómetros, sin conservantes utilizados solo con finalidad estética, sin utilizar hormonas de crecimiento, sin tratamientos con antibióticos para elevar la productividad, sin piensos OGM, sin una producción intensiva en instalaciones con decenas de miles de animales en estados que no dejarías ver, pero que tienes bien cerrados esperando que el hedor de estiércol no revele demasiado. Todo esto se ve en la salud y en el impacto sobre el medio ambiente, y con un poco de cultura de la comida se vería también en el gusto, cuyo reconocimiento en nuestra sociedad se va perdiendo de la mano del delirio de la industrialización.
Un asunto clave del capitalismo es la idea de que tienes que seguir tus impulsos primarios sin razonar sobre ellos. Que una compra es solamente cubrir la distancia entra una voluntad y su satisfación, y no tiene otras implicaciones. Es mejor que sea una acción impulsiva por predecible y dirigible. Sin embargo, somos responsables del éxito de los productos que elegimos: CONSUMIR ES UN ACTO POLITICO.

18/04/15

Slow Fast Food [IT]


Sono stato recentemente in un locale che si chiama M**Bun. E` una piccola catena esistente da qualche anno con al momento tre locali, due in Torino centro e uno a Rivoli, nella prima periferia della stessa citta`. Si definisce come Slow Fast Food. Di certo McDonald's non puo` brevettare il comunissimo prefisso scozzese Mc, ma interpretarlo come una sfida al colosso americano e` fin troppo facile. E` anche facile identificare la sponsorizzazione da parte di SlowFood.
Il locale si presenta come luogo dove comprare cibo pronto velocemente, da portarsi via o mangiare in ambienti dall'arredamento molto minimale, da ordinare al bancone in confezioni usa e getta e con un servizio ridotto all'essenziale. Ma poi si vedono subito le differenze. I prodotti sono cotti all'istante, perfino le patatine, da ritirare al bancone ma con un meccanismo che ti avverte appena sono pronti. Tutto il materiale e` riciclabile e dello smaltimento in appositi contenitori ci se deve preoccupare da soli. I prodotti, dalla carne alle bibite ai dolci, sono solo di ottima qualita` e di produzione locale, non solo come origine ma anche per la maggior parte come tradizione gastronomica. Questo e` enfatizzato dall'ironia puramente piemontese visibile in stickers disponibili in giro, e ricordato all'ingresso dalla statua di un bue, animale che in Piemonte la fa da padrone. Sono disponibili varie opzioni per vegetariani.
Il locale e` disseminato di stimoli visivi sui principi etici che li guidano, e sono reperibili con trasparenza informazioni sui produttori. Sul sito e` presente la lista completa; il produttore delle carni, l'Azienda Agricola Scaglia, anch'essa A Rivoli, in estate organizza visite guidate alla sua fattoria. Certo, paghi un po', ma la sostanza e non la forma. Per inciso, ho mangiato una tagliata di manzo superba.

M**Bun in Torino centro

Pochi giorni fa, per solo due giorni, e` stata aperta a Milano una hamburgheria trendy dal nome Single Burger. A sponsorizzarla due noti concorrenti del talent show culinario MasterChef, che avrebbero proposto ogni settimnana un speciale hamburger da loro concepito. Il primo sabato sera di apertura la rivelazione: il prelibato hamburger al bacon proposto e` un prodotto di McDonald's, progettato e realizzato con ingredienti, tecnologie e da personale della multinazonale americana, disponibile ora con il nome Bacon Clubhouse in ogni "ristorante" della catena. La storia non puo` essere liquidata semplicamente come uno scherzo ai gastrofighetti, o come una geniale operazione di marketing, e neache come il lecito tentativo di levarsi di dosso "pregiudizi" legati al brand. E` un fatto che fatica a penetrare in molte aree del Sud-Europa, e che pure studi condotti da loro stessi paiono indicare che, di pari passo a disperati recenti tentativi di pulizia dell'immagine, almeno in Europa realizzerebbe guadagni maggiori aumentando un po' la qualita` dei prodotti.

Single Burger, ora rinominato McDonalds premium in Milano centro

Certo e` facile uscirne dicendo che in fondo conta quello che piace, ma la questione resta: stiamo progressivamente perdendo in generale la capacita` di mangiare bene, nel senso anche solo di capire cosa vuol dire, per la salute e per l'ambiente. Molte persone sono soddisfatte di pagare tanto perche` un certo ristorante e` cool o sofisticato o elegante, ma la qualita` riguarda altri aspetti piu` intimamente legati al cibo: le tecniche di produzione e il loro impatto, la tracciabilita`, la localita`, il valore culturale. SlowFood nel suo cuore lavora molto bene su questi temi. A volte forse cade nell'apparire radical chic, pero` il futuro del cibo non puo` essere BIO per i ricchi e OGM per tutti gli altri. Ovviamente una tagliata di manzo locale di qualita` fatta bene costa di piu` di un hamburger in un fast food, ma il contrario non ti da` nessuna garanzia di per se`. Il messaggio che MacDonalds tenta di trasmettere e` quindi notevole: fatevi poco i fighi e venite a mangiare da noi tanto non ci capite niente e per voi e` lo stesso.
Ma questo non fa sparire i criteri oggettivi per dire che una tagliata di manzo di M**Bun e` meglio di un hamburger di McDonald's: e` documentato chi produce la carne e con che criteri, e` fresca, non fa migliaia di chilometri, senza conservanti usati solo per scopi estetici, senza pompaggio ormonale, senza cure antibiotiche per aumentare la produttivita`, niente mangimi ogm, niente produzione intensiva in impianti con decine di migliaia di capi in condizioni che non faresti visitare ma che tieni ben chiusi sperando che l'odore di letame non riveli troppo. Tutto questo lo vedi sulla salute e sull'impatto ambientale, e con un po' di cultura del cibo lo vedresti anche nel gusto, la cui conoscenza nella nostra societa` tende ad andare persa in preda al delirio dell'industrializzazione.
Un punto chiave del capitalismo e` l'idea che devi seguire i tuoi impulsi primari senza pensarci. Che un acquisto e` solo il coprire la distanza tra una volonta` e la sua soddisfazione, e non ha altre implicazioni. E` meglio che sia una azione impulsiva perche` e` prevedibile e indirizzabile. Invece, siamo responsabili del successo dei prodotti che scegliamo: CONSUMARE E` UN ATTO POLITICO.